Cita bíblica:
«Desde el vientre de mi madre fuiste mi Dios.» (Salmo 22:10)
Reflexión:
En el abrazo amoroso del Señor, desde el mismo vientre de nuestra madre, encontramos un consuelo inigualable. Su amor nos rodea desde antes de nacer, y Su cuidado es constante a lo largo de nuestra vida. ¿Cuántas veces hemos sentido esa presencia divina y nos hemos detenido para agradecerle por cada detalle de Su amor incondicional?
El Salmo 22:10 nos habla de cómo Dios ha sido nuestro Dios incluso antes de nuestro nacimiento. Este recordatorio nos invita a reflexionar sobre el amor y la protección que Él ha derramado sobre nosotros desde el comienzo. Cada paso que damos en la vida está respaldado por el amor de un Padre celestial que nos conoce íntimamente.
Imagina a Ana, una joven madre soltera que, a pesar de los desafíos y dificultades, decidió dar a luz a su bebé. Aunque enfrentó críticas y juicios de muchas personas, Ana sabía que Dios la había sostenido desde el momento en que supo que estaba embarazada. Ella experimentó el cuidado divino a través de la bondad y apoyo de amigos y familiares que le brindaron ayuda y ánimo en su camino. Cada vez que miraba a su bebé, Ana recordaba cómo Dios la había cuidado y sostenido, y estaba llena de gratitud.
Hoy, te invito a reflexionar sobre el cuidado y el amor que Dios ha derramado sobre ti desde el vientre de tu madre. Cada experiencia, cada desafío y cada alegría son parte de Su plan perfecto para tu vida. Que nunca olvidemos agradecer a Dios por Su presencia constante y por cuidarnos en cada etapa de nuestro camino.
Oración:
Querido Dios, te doy gracias desde lo más profundo de mi corazón por cuidarme desde el vientre de mi madre. Tu amor incondicional y tu cuidado constante han sido una fuente de fortaleza y consuelo en cada momento de mi vida. Ayúdame a reconocer tu presencia en todo y a vivir cada día con gratitud por tu amor sin fin. En tu nombre, Amén.