Cita bíblica:
«Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo.» (2 Timoteo 2:3)
Reflexión:
La vida cristiana es una batalla constante, pero tenemos el privilegio de ser soldados de Jesús, alistados en el ejército del amor y la verdad. Como soldados, enfrentamos pruebas y desafíos, pero también recibimos la protección y el respaldo de nuestro Comandante supremo, Jesucristo.
En el campo de batalla, no estamos solos. Dios nos provee de armadura espiritual y nos equipa para resistir las embestidas del enemigo. La Palabra de Dios es nuestra espada, y la oración es nuestra fortaleza. No importa cuán feroz sea la lucha, podemos confiar en que Dios nos guía y nos fortalece para vencer.
Conocí a José, un joven soldado de Jesús que luchó contra la adicción durante años. Después de caer en repetidas ocasiones, se rindió ante Dios en oración y buscó apoyo en la comunidad cristiana. Con el tiempo, experimentó libertad y victoria sobre su adicción, convirtiéndose en un testimonio viviente del poder transformador de Jesús.
Como soldados de Jesús, enfrentamos adversidades, pero tenemos la promesa de que Él pelea nuestras batallas por nosotros. Podemos confiar en Su protección y provisión, sabiendo que nada nos separará de Su amor. Fortalecidos por la fe y armados con la verdad, podemos avanzar con valentía y determinación en el cumplimiento de nuestra misión divina.
Oración:
Amado Dios, gracias por llamarme a ser un soldado de Jesús. Fortaléceme para enfrentar las batallas que se presentan en mi vida y concédeme coraje para resistir al enemigo. Que Tu Palabra sea mi guía y mi escudo, y que mi oración sea mi fortaleza en momentos de dificultad. Que siempre confíe en que Tú peleas por mí. En el nombre de Jesús, Amén.
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