Cita bíblica:
«Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora» (Eclesiastés 3:1)
Reflexión
En la vida cotidiana, a menudo queremos que todo suceda según nuestro propio horario. Queremos respuestas inmediatas, soluciones rápidas y resultados instantáneos. Sin embargo, la Palabra de Dios nos enseña que todo tiene su tiempo y que el tiempo de Dios es perfecto.
En Eclesiastés 3:1 se nos recuerda que todo en este mundo tiene su momento oportuno. Dios, en Su infinita sabiduría, ha establecido un orden y un propósito para cada etapa de nuestra vida. A veces podemos sentirnos impacientes y ansiosos, preguntándonos por qué las cosas no salen según lo planeado. Pero debemos recordar que Dios tiene un plan perfecto para nosotros y que Su tiempo siempre es el mejor.
En nuestra sociedad acelerada, es fácil caer en la trampa de la impaciencia. Queremos resultados inmediatos y soluciones rápidas. Sin embargo, la vida nos enseña que las cosas más preciosas y significativas requieren tiempo y paciencia. Las relaciones, los logros personales, el crecimiento espiritual, todos requieren un proceso de crecimiento y maduración. El período de espera puede ser una oportunidad para aprender, crecer y confiar en la fidelidad de Dios.
Un ejemplo cotidiano de esto es el crecimiento de un árbol. Cuando plantamos una semilla en la tierra, no podemos esperar que germine inmediatamente. Se necesita tiempo para que la semilla eche raíces, crezca y se desarrolle. En el proceso, tenemos que regarlo, secarlo al sol y protegerlo de las malas hierbas. Asimismo, en nuestra vida espiritual, debemos regar nuestras metas y sueños con la Palabra de Dios, nutrirlos con la oración y protegerlos de distracciones que puedan entorpecer su desarrollo. En Su tiempo perfecto, Dios nos bendecirá y nos guiará para lograr Su propósito para nosotros.
Oración:
Amado Padre Celestial, te agradecemos por Tu dominio y perfecta sabiduría. Nos damos cuenta de que tu tiempo es siempre el mejor y tus objetivos se cumplen allí. Ayúdanos a confiar en Ti cuando estemos impacientes y ansiosos. Enséñanos a esperar Tu fidelidad y descansar en Tu amor. Sabemos que estás trabajando en nuestras vidas incluso cuando no podemos verlo. Fortalece nuestra fe y ayúdanos a crecer en paciencia y humildad. En el nombre de Jesús, Amén.