Cita bíblica:
Proverbios 1:7: «El principio de la sabiduría es el temor del Señor; los insensatos desprecian la sabiduría y la disciplina.»
Reflexión:
En este caminar por la vida, encontramos que la sabiduría no es simplemente un conjunto de conocimientos acumulados, sino una manifestación divina que nos guía hacia una vida más significativa. Por consiguiente, cuando buscamos la sabiduría, estamos indirectamente buscando a Dios mismo, pues Él es la fuente de toda sabiduría verdadera. En efecto, cada decisión sabia que tomamos nos acerca más a Su propósito para nuestras vidas.
Contemplemos la vida del rey Salomón, quien al inicio de su reinado, no pidió riquezas ni poder, sino sabiduría para gobernar al pueblo de Dios. Esta humilde petición agradó tanto al Señor que no solo le concedió ser el hombre más sabio que jamás existió, sino que también le otorgó riquezas y honor. Como resultado, su reinado se convirtió en el período más próspero de Israel, demostrando que cuando la sabiduría está presente, las bendiciones abundan.
La sabiduría es como una llave maestra que abre las puertas más importantes de nuestra vida. No solo nos ayuda a forjar mejores relaciones y tomar decisiones más acertadas, sino que también nos permite construir un carácter íntegro y una vida financiera estable. Cuando elegimos el camino de la sabiduría, estamos eligiendo una vida de excelencia en todas las áreas, desde nuestro rol como padres hasta nuestro impacto en la sociedad.
La sabiduría divina es el faro que ilumina nuestro camino en medio de la oscuridad de la confusión y la incertidumbre. Cuando permitimos que la sabiduría de Dios guíe nuestras decisiones, no solo nos beneficiamos nosotros, sino que nuestro entorno se transforma positivamente. La sabiduría es el regalo de Dios para una vida abundante y significativa.
Oración
«Padre Celestial, humildemente te pido que derrames tu sabiduría sobre mi vida. Ayúdame a reconocer tu voz en cada decisión y a elegir siempre el camino que me acerca más a ti. Que tu sabiduría sea la luz que guíe mis pasos y me permita ser un instrumento de bendición para otros. En el nombre de Jesús, amén.».