Cita bíblica:
«Porque el Señor no desecha para siempre. Aunque aflige, también se compadece según la abundancia de su misericordia» – Lamentaciones 3:31-32 (RVR1960)
Reflexión
En ocasiones, podemos enfrentarnos a momentos de silencio por parte de Dios. Sentimos que nuestras oraciones no son respondidas, que nuestras lágrimas pasan desapercibidas y que nuestras súplicas caen en oídos sordos. En esos momentos, podemos experimentar dudas, temores y preguntas sin respuesta. Sin embargo, es importante recordar que el silencio de Dios no significa que se haya olvidado de nosotros o que su amor haya desaparecido.
En la vida real, encontramos el ejemplo de Ana, una mujer que deseaba con todo su corazón tener hijos, pero durante años enfrentó la esterilidad. En su angustia, Ana buscó al Señor en oración, derramando su corazón delante de Él. Aunque parecía que Dios no respondía, ella persistió en su fe y confianza en el Señor. Finalmente, Dios escuchó su clamor y le concedió el deseo de su corazón. La historia de Ana nos enseña que, aunque Dios pueda estar en silencio, su amor y su misericordia siempre están presentes en nuestras vidas.
En esos momentos de silencio, es esencial recordar que Dios tiene un propósito en cada temporada de nuestra vida. Puede estar enseñándonos paciencia, fortaleciendo nuestra fe, forjando nuestro carácter o preparándonos para bendiciones mayores. Su silencio no significa abandono, sino un llamado a confiar y depender aún más de Él.
La conclusión es que, aunque enfrentemos momentos de silencio por parte de Dios, su amor permanece constante. Podemos confiar en que Él está trabajando en silencio detrás de escena, obrando todas las cosas para nuestro bien. Incluso cuando no entendamos sus caminos, podemos aferrarnos a la promesa de su amor y misericordia, sabiendo que nunca nos dejará ni nos abandonará.
Oración:
Padre celestial, en esos momentos de silencio, te pedimos que fortalezcas nuestra fe y renueves nuestra confianza en ti. Ayúdanos a recordar que tu amor y misericordia son inagotables, incluso cuando no escuchamos tu respuesta inmediata. Danos paciencia para esperar en ti y la certeza de que estás obrando en nuestras vidas según tu perfecto plan. En tu nombre, amén.
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