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Cita bíblica:
Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. (Lucas 2:10-11)
Reflexión:
Querido hermano, en este tiempo de renovación, Dios nos invita a contemplar los nuevos comienzos. A menudo, buscamos grandeza en lugares impresionantes; sin embargo, el Señor frecuentemente obra desde la sencillez. Piénsalo: el universo comenzó con un susurro divino, Israel nació del vientre estéril de Sarah, y la salvación del mundo llegó en un humilde pesebre. En primer lugar, debemos entender que Dios no necesita circunstancias perfectas para iniciar algo extraordinario. Por el contrario, Él se deleita en transformar lo ordinario en extraordinario, convirtiendo nuestras limitaciones en oportunidades para su gloria.
Lucas 2:10-11 narra cómo el Salvador nació en un pesebre, un lugar sencillo pero rebosante de propósito divino. Con lágrimas en los ojos, imagino aquel establo donde el cielo tocó la tierra: el heno áspero, el aire frío, los animales como testigos silenciosos. Nadie esperaba que la salvación viniera envuelta en pañales y recostada sobre paja. En aquel rincón olvidado de Belén, sin alfombra roja ni anuncios reales, el Rey de reyes dio su primer llanto terrenal. El corazón se estremece al pensar que Dios eligió la fragilidad de un bebé y la humildad de un establo para iniciar la historia más grande de amor jamás contada. Así también, amado lector, Dios puede tomar tu situación actual, por muy sencilla o quebrantada que parezca, y comenzar algo nuevo, hermoso y eterno.
El nacimiento de Jesús nos recuerda que Dios puede iniciar algo glorioso en lugares simples y momentos inesperados. Mientras cierras este año, ¿por qué no permitir que Él renueve tu corazón? Aunque hayas vivido pérdidas o el cansancio pese sobre tus hombros, recuerda: Dios es experto en comenzar historias nuevas desde escenarios humildes. No temas a los cambios, ni a comenzar otra vez. Los inicios pequeños son el terreno favorito de Dios para realizar obras enormes. El próximo capítulo de tu vida puede nacer con un propósito fresco si abres tu corazón a la promesa del ángel: «No temas, te traigo buenas noticias.»
En conclusión, el mensaje del pesebre nos enseña que los nuevos comienzos raramente lucen impresionantes al inicio. La grandeza del reino de Dios no se mide por apariencias externas sino por el poder transformador que contiene. Cuando Dios comenzó su plan de redención, no eligió un palacio sino un establo. No buscó a los poderosos sino a pastores humildes. Esto nos muestra que nuestras limitaciones no son obstáculos para Dios, sino lienzos donde Él pinta su gracia. Este año que termina, permite que el Dios del pesebre te recuerde que tu nueva historia puede comenzar hoy mismo, en medio de tu realidad actual.
Desafío del Día:
Toma una hoja en blanco y escribe en la parte superior «Mi nuevo comienzo con Dios». Anota tres áreas de tu vida donde necesitas renovación. Después, busca un objeto pequeño (una semilla, una moneda o una piedrita) y guárdalo en tu bolsillo como recordatorio de que Dios puede crear algo grande a partir de lo pequeño.
Oremos juntos:
Padre Celestial, gracias porque eres el Dios de los nuevos comienzos. Como iniciaste la salvación en un humilde pesebre, te pido que comiences algo nuevo en mi vida hoy. Toma mis circunstancias sencillas, mis heridas y mis sueños, y transfórmalos en tu obra maestra. Dame la fe para ver más allá de lo visible y reconocer tu mano creadora en mi vida. En el nombre de Jesús, quien transformó un pesebre en el inicio de nuestra redención, amén.

