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Cita bíblica:
Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas. – Proverbios 3:5-6
Reflexión:
Cada día enfrentamos decisiones que, como piedras en un camino, van construyendo la ruta de nuestra vida. Sin embargo, no todas las decisiones tienen el mismo peso ni consecuencias. En primer lugar, debemos entender que las buenas decisiones no surgen de la casualidad, sino de un corazón sabiamente orientado hacia Dios. Por esta razón, la Biblia constantemente nos invita a buscar la sabiduría divina antes de elegir. Además, nuestras decisiones diarias, aparentemente insignificantes, eventualmente tejen el tapiz de nuestra existencia. Por lo tanto, cada elección, por pequeña que parezca, merece ser considerada con oración y discernimiento.
La historia bíblica está repleta de ejemplos que nos muestran las consecuencias de nuestras decisiones. Pensemos en Adán y Eva, quienes movidos por el deseo de ser como dioses, tomaron una decisión basada en emociones que cambió el curso de la humanidad. Asimismo, encontramos a David, quien dejándose llevar por la pasión momentánea, decidió tomar a Betsabé y posteriormente matar a Urías, acarreando dolor y consecuencias graves para su familia y reino. Por otro lado, tenemos a Sansón, cuya debilidad emocional por Dalila lo llevó a revelar el secreto de su fuerza, provocando su captura y humillación. Estos tres ejemplos nos demuestran cómo decisiones tomadas bajo el impulso de las emociones, sin la guía de Dios, pueden desembocar en caminos de dolor y arrepentimiento.
¿Te has detenido a considerar cómo tus decisiones actuales están moldeando tu mañana? Si no tomas buenas decisiones en tu vida, nunca construirás un buen vivir. Recuerda que toda mala decisión al principio puede parecer correcta, especialmente cuando estamos dominados por emociones intensas. Una persona emocionada frecuentemente toma decisiones precipitadas, sin evaluar las consecuencias a largo plazo. Las malas decisiones casi siempre van acompañadas de emociones negativas como la ira, el miedo o la codicia.
Cuando construimos nuestro camino fundamentado en la sabiduría divina, estamos edificando sobre roca firme y no sobre arena movediza. Las buenas decisiones requieren disciplina, paciencia y una constante comunicación con Dios. No obstante, incluso cuando nos equivocamos, su misericordia nos permite rectificar y aprender. El propósito de Dios no es controlarnos como marionetas, sino enseñarnos a decidir con un corazón transformado por su amor. Aprendamos a distinguir entre lo urgente y lo importante, entre lo placentero momentáneo y lo eternamente valioso. Al final, nuestras decisiones revelan quiénes somos realmente y hacia dónde vamos en nuestra jornada espiritual.
Desafío del Día:
Actividad práctica: : Antes de tomar cualquier decisión importante hoy, detente, respira profundamente y pregúntate: «¿Esta decisión me acerca a Dios y a su plan para mi vida?»
Oremos juntos:
Padre Celestial, gracias por tu palabra que ilumina nuestro camino. Te pido sabiduría para tomar decisiones que honren tu nombre y construyan un futuro según tu voluntad. Ayúdame a no dejarme llevar por emociones pasajeras, sino a buscar tu rostro en cada encrucijada de mi vida. Cuando me equivoque, dame la humildad para reconocerlo y el valor para rectificar. Que cada decisión me acerque más a ti y al propósito que tienes para mi vida. En el nombre de Jesús, amén.
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