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Cita bíblica:
«Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dice Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.» – Isaías 55:8-9
Reflexión:
A menudo intentamos encajar a Dios en los límites de nuestra comprensión humana. Sin embargo, la verdad es que no existe lógica para el poder de Dios desde nuestra perspectiva limitada. En primer lugar, debemos reconocer que nuestras mentes finitas no pueden abarcar la infinita sabiduría divina. Por consiguiente, lo que parece imposible según nuestros estándares, es perfectamente posible para Él. Además, cuando intentamos analizar los milagros de Dios bajo la lupa de nuestra lógica, perdemos la esencia de su poder sobrenatural. Por lo tanto, debemos aprender a confiar más allá de lo que podemos comprender.
Pensemos en el milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Jesús tomó cinco panes y dos peces para alimentar a más de cinco mil personas, ¿tiene esto alguna lógica humana? Mientras que nuestra mente razona que al partir un pan se divide y disminuye, Jesús lo multiplicó abundantemente. Los discípulos, confundidos ante el desafío, solo veían la imposibilidad matemática: «¿Cómo alimentaremos a tantos con tan poco?» Sin embargo, en las manos del Maestro, lo poco se convirtió en abundancia. Lo más asombroso es que después de que todos comieron hasta saciarse, recogieron doce cestas llenas de sobras. Este milagro nos enseña que lo que es escasez en nuestras manos, es abundancia en las de Cristo, desafiando toda lógica humana.
Muchas veces queremos ver actuar a Dios, pero nuestra lógica nos limita porque buscamos explicaciones racionales para lo sobrenatural. ¿Podemos explicar con lógica cómo Jesús sanaba a los enfermos instantáneamente? ¿Podemos comprender racionalmente cómo resucitó a Lázaro después de cuatro días? Es imposible. No podemos encajonar lo divino en lo humano. Por esta razón, frecuentemente no experimentamos más de Dios: porque nuestra necesidad de entenderlo todo nos impide creer. La fe, por definición, trasciende la lógica; es confiar en lo que no vemos y no podemos explicar completamente.
En conclusión, debemos aprender a soltar nuestras limitaciones mentales para experimentar el poder ilimitado de Dios. Cuando renunciamos a nuestra necesidad de explicar todo y simplemente confiamos, abrimos la puerta a los milagros divinos. El Señor opera en dimensiones que superan nuestra comprensión, y esto es precisamente lo que lo hace Dios. Su grandeza no puede ser contenida en nuestros pequeños moldes de razón. Por lo tanto, no dejemos que lo inexplicable nos aleje de creer, sino que nos impulse a una fe más profunda. Recordemos siempre que la verdadera sabiduría comienza cuando reconocemos que hay realidades divinas que superan nuestra capacidad de entender.
Oremos juntos:
Padre Celestial, perdóname por las veces que he limitado tu poder con mi entendimiento humano. Hoy decido confiar en Ti más allá de lo que puedo comprender o explicar. Ayúdame a desarrollar una fe que trascienda la lógica, que me permita ver tu mano obrando en lo imposible. Rompe los esquemas de mi mente para que pueda experimentar la plenitud de tus milagros. En el nombre de Jesús, amén.