Devocional 08 de septiembre de 2025: «Paz Mental en la Era de la Infoxicación.»

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Cita bíblica:

«Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.» – Filipenses 4:8

Reflexión:

Vivimos en una época sin precedentes en cuanto a la cantidad de información que recibimos diariamente. En primera instancia, podríamos considerar este acceso ilimitado a datos y noticias como una bendición. Sin embargo, esta sobreabundancia informativa se ha convertido en lo que hoy conocemos como «infoxicación» – una intoxicación por exceso de información. En efecto, nuestras mentes no fueron diseñadas para procesar tal avalancha constante de estímulos, opiniones y datos contradictorios. Por consiguiente, experimentamos una sensación de agobio mental y emocional que afecta nuestra paz interior. Además, gran parte de esta información carece de filtros de veracidad, alimentando confusión y ansiedad. Por lo tanto, como cristianos, necesitamos desarrollar discernimiento espiritual para navegar este océano informativo sin ahogarnos en él, recordando que no toda información es conocimiento, ni todo conocimiento es sabiduría.

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La Biblia nos ofrece un ejemplo iluminador en la vida del rey Salomón. Considerado el hombre más sabio de su tiempo, Salomón experimentó su propia versión de «infoxicación». En Eclesiastés 1:17-18, reflexiona: «Y dediqué mi corazón a conocer la sabiduría, y también a entender las locuras y los desvaríos; conocí que aun esto era aflicción de espíritu. Porque en la mucha sabiduría hay mucho hastío; y quien añade ciencia, añade dolor.» Salomón buscó conocimiento en todas las áreas posibles: filosofía, ciencias naturales, artes, placeres humanos, sabiduría proverbial, y más. Sin embargo, descubrió que acumular información sin un propósito divino solo generaba vacío existencial. Su conclusión, tras experimentar todo tipo de conocimiento, fue sorprendentemente simple: «El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque esto es el todo del hombre» (Eclesiastés 12:13). Salomón nos enseña que no se trata de cuánto sabemos, sino de cómo aplicamos ese conocimiento a la luz de la verdad divina. La información sin sabiduría espiritual para procesarla se convierte en una carga, no en una bendición.

La infoxicación representa un desafío significativo para nuestra salud mental y espiritual. Esta sobrecarga informativa nos paraliza porque no sabemos cómo organizar tantos datos, muchos de ellos contradictorios. Estudios revelan que aproximadamente el 62% de la información que consumimos es poco confiable o está manipulada para generar reacciones emocionales. El constante bombardeo de noticias, opiniones y datos está produciendo trastornos de identidad, confusión emocional y crisis existenciales en muchas personas. Las notificaciones incesantes y los algoritmos diseñados para capturar nuestra atención están afectando nuestra capacidad de reflexión profunda. Gradualmente, estamos perdiendo la habilidad de formar pensamientos críticos propios, cediendo nuestro criterio a voces externas. Es importante comprender que la información que recibimos no es neutral; viene cargada de intenciones. Un algoritmo no busca nuestro bienestar, sino nuestra atención. Como seguidores de Cristo, debemos ser sabios en lo que consumimos, cuidando nuestra mente como terreno sagrado donde el Espíritu Santo opera. Necesitamos cultivar espacios de silencio digital, desarrollar habilidades creativas y, sobre todo, alimentarnos de la Palabra inmutable de Dios.

¿Cómo podemos entonces vivir sabiamente en esta era de sobresaturación informativa? La respuesta se encuentra en desarrollar lo que podríamos llamar una «dieta informativa saludable». Primero, debemos reconocer que no toda información merece nuestra atención. Necesitamos establecer filtros basados en el consejo de Pablo en Filipenses 4:8, preguntándonos: ¿Es verdadero? ¿Es edificante? ¿Me acerca a Dios y a mi propósito? Segundo, debemos practicar ayunos digitales regulares, apartando tiempos específicos para desconectarnos de las pantallas y conectarnos con Dios en oración y meditación de su Palabra. Tercero, es crucial cultivar relaciones significativas cara a cara que contrarresten la superficialidad de las interacciones digitales. Finalmente, debemos recordar que la verdadera sabiduría no viene de acumular información, sino de conocer a Dios. Como nos recuerda Santiago 1:5: «Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.» En un mundo de voces cambiantes y confusas, la voz de Dios permanece como nuestra ancla inmutable de verdad.

Oremos juntos:

Padre Celestial, en este mundo saturado de información donde tantas voces compiten por nuestra atención, te pedimos sabiduría para discernir lo verdadero de lo falso, lo edificante de lo destructivo. Reconocemos que muchas veces nos hemos dejado abrumar por el ruido digital, permitiendo que opiniones pasajeras ahoguen Tu voz eterna en nuestras vidas. Perdónanos por las ocasiones en que hemos buscado respuestas en fuentes que solo generan más confusión, en lugar de acudir a Tu Palabra que trae claridad y paz. Ayúdanos a desarrollar una disciplina espiritual que filtre lo que permitimos entrar en nuestras mentes. Enséñanos a valorar los momentos de silencio donde podemos escucharte claramente. Danos el valor para desconectarnos regularmente de la sobrecarga informativa para reconectarnos contigo en intimidad. Que nuestros pensamientos sean cautivos a la obediencia de Cristo, meditando en lo verdadero, lo noble, lo justo y lo puro. En el nombre de Jesús, nuestra paz en medio del caos, amén.

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