Devocional 13 de Julio de 2025: «Tu reflejo en el espejo divino.»

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Cita bíblica:

Te alabo porque soy una creación admirable; ¡tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien! (Salmos 139:14)

Reflexión:

En un mundo donde constantemente nos bombardean con mensajes que desafían nuestra valía, recordar que somos una hermosa creación del Señor es esencial para nuestro bienestar espiritual. Dios no comete errores; cada persona es diseñada con propósito y amor divino. Sin embargo, muchos de nosotros luchamos diariamente con nuestra imagen, comparándonos constantemente con los demás y olvidando que fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios. El salmista David, en su profunda conexión con el Creador, reconoció esta verdad fundamental: somos creaciones admirables, meticulosamente tejidas por las manos de un Dios perfecto.

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Pensemos en el primer ser humano creado por Dios. Cuando el Señor formó a Adán del polvo de la tierra, lo hizo con un cuidado exquisito, modelando cada detalle con precisión divina. En Génesis 1:27 leemos que «Dios creó al ser humano a su imagen; a imagen de Dios lo creó». Esta no fue una acción casual o precipitada. El Creador del universo, después de contemplar su obra, declaró que era «muy buena» (Génesis 1:31). Adán no necesitaba compararse con nadie; era una obra maestra original, diseñada por el artista supremo. De igual manera, cada uno de nosotros lleva esa misma dignidad inherente, ese sello divino que nos convierte en obras únicas e irrepetibles.

Este poderoso versículo de Salmos 139:14 nos invita a transformar nuestra perspectiva sobre nosotros mismos. ¿Te has detenido a considerar que eres una creación admirable? La batalla más feroz que libraremos será contra nuestros propios pensamientos destructivos, contra esa voz interior que cuestiona nuestro valor. La ansiedad, la duda y la autocrítica son enemigos que debemos enfrentar declarando diariamente esta verdad: «Soy una creación admirable». No es vanidad reconocer el valor que Dios ha depositado en ti; es honrar al Creador apreciando su obra.

Al abrazar esta verdad, comenzamos un viaje de sanidad interior que revoluciona nuestra relación con Dios y con los demás. El amor propio bíblico no es narcisismo, sino un profundo reconocimiento del valor que tenemos como portadores de la imagen divina. Cuando nos vemos a través de los ojos de Dios, ya no estamos a merced de opiniones cambiantes o estándares culturales arbitrarios. Esta perspectiva transforma nuestra adoración, nuestras relaciones y nuestro servicio. No podemos dar a otros lo que no poseemos; por tanto, amar sanamente nuestro ser, creado por Dios, es el fundamento para amar genuinamente a nuestro prójimo.

Oremos juntos:

Padre Celestial, te agradezco porque me has creado de manera maravillosa y única. Perdóname por las veces que he despreciado tu obra en mí, cuando he creído las mentiras sobre mi valor. Ayúdame a ver mi reflejo a través de tus ojos amorosos, reconociendo que soy tu obra maestra. Libérame de pensamientos destructivos y reemplázalos con tu verdad. Que cada mañana pueda declararme «una creación admirable» y vivir en la libertad que esta verdad trae. En el nombre de Jesús, amén.

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