Cita bíblica:
Salmo 90:14: «Sácianos por la mañana con tu misericordia, y cantaremos con gozo y nos alegraremos todos nuestros días.»
Reflexión:
La vida moderna nos arrastra en un torbellino incesante de actividades, compromisos y pendientes. Sin embargo, cuando vivimos en constante afán, perdemos la capacidad de discernir lo verdaderamente importante. El Salmo 90:14 nos recuerda una profunda verdad: «Sácianos por la mañana con tu misericordia, y cantaremos con gozo y nos alegraremos todos nuestros días.» Este versículo nos invita a comenzar nuestros días en la presencia de Dios, permitiendo que Su misericordia nos sacie antes de enfrentar las demandas cotidianas. Cuando priorizamos nuestro encuentro con Él, encontramos la claridad mental y espiritual necesaria para navegar por las complejidades de la vida con sabiduría.
Moisés nos ofrece un poderoso ejemplo de esta verdad. Durante cuarenta años guió al pueblo de Israel por el desierto, enfrentando desafíos monumentales: la escasez de agua y alimentos, las quejas constantes del pueblo, y la responsabilidad de comunicarles la ley de Dios. A pesar de estas presiones, Moisés entendió la importancia de buscar primero la presencia de Dios. En Éxodo 33:15 declaró: «Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí.» Reconocía que sin el encuentro íntimo con Dios, todas sus actividades carecerían de dirección divina. Los momentos que pasaba en el tabernáculo, conversando con Dios «cara a cara, como habla un hombre con su amigo» (Éxodo 33:11), fueron la fuente de su discernimiento excepcional en medio de circunstancias extraordinariamente difíciles.
¿Cuántas veces hemos sacrificado nuestro tiempo con Dios por la urgencia de nuestra lista de pendientes? La ironía es que precisamente cuando más ocupados estamos, más necesitamos ese tiempo de quietud en Su presencia. Cuando permitimos que nuestras mentes divaguen hacia las tareas del día durante nuestro tiempo devocional, perdemos la conexión íntima con Dios que tanto necesitamos. El afán nos roba no solo la paz, sino también la capacidad de distinguir entre lo urgente y lo importante, entre nuestra agenda y la de Dios. Hoy, el Señor nos invita a saciarnos primero de Su amor, confiando en que todo lo demás encontrará su lugar adecuado.
Este pasaje del Salmo 90 nos enseña una lección transformadora: la verdadera productividad comienza con la quietud ante Dios. Cuando somos saciados por Su misericordia desde temprano, recibimos no solo fuerzas renovadas, sino también una visión clara para discernir Su voluntad. El gozo y la alegría mencionados en el versículo no son resultados de circunstancias favorables, sino frutos de una vida arraigada en la presencia divina. En un mundo que valora el activismo por encima de la contemplación, debemos recordar que Jesús mismo buscaba lugares solitarios para orar antes de emprender Sus ministerios más cruciales. El discernimiento no es producto del afán, sino del silencio nutritivo en comunión con nuestro Creador.
Oremos Juntos:
Padre celestial, perdóname por las veces que he permitido que el afán de la vida desplace mi tiempo contigo. Ayúdame a buscarte primero cada mañana, a saciarme de tu misericordia y amor antes de enfrentar las demandas del día. Restaura mi capacidad de discernimiento y concédeme la sabiduría para distinguir entre lo urgente y lo verdaderamente importante. Que mi vida refleje el gozo y la alegría que vienen de habitar en tu presencia. En el nombre de Jesús, amén.