Cita bíblica:
Lucas 24:5-6 — «¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado.»
Reflexión:
En nuestra vida cotidiana, fácilmente podemos sentirnos atrapados en las preocupaciones y desafíos que enfrentamos. A menudo, la realidad de la muerte nos acecha, ya sea en noticias trágicas o en la pérdida de seres queridos. Sin embargo, el mensaje central del cristianismo nos ofrece una esperanza transformadora: ¡Jesús está vivo! Esta verdad fundamental cambia nuestra perspectiva por completo. No seguimos a un maestro muerto o a un filósofo olvidado, sino a un Salvador resucitado que venció la muerte. Por lo tanto, cuando nos enfrentamos a situaciones difíciles, podemos recordar que el mismo poder que resucitó a Cristo de entre los muertos está disponible para nosotros hoy.
Aquel domingo por la mañana, María Magdalena llegó al sepulcro con el corazón destrozado. Su maestro, su amigo, su esperanza había sido crucificado brutalmente. Las lágrimas nublaban su visión mientras se acercaba a la tumba, pero algo inesperado ocurrió: ¡la piedra había sido removida! Con temor y confusión corrió a avisar a los discípulos. Pedro y Juan corrieron al sepulcro, encontrándolo vacío, con los lienzos doblados cuidadosamente. Pero fue María quien, entre sollozos, tuvo el encuentro más extraordinario. «Mujer, ¿por qué lloras?», preguntó alguien a quien ella confundió con el jardinero. «María», dijo Jesús, y en ese instante, su mundo se transformó. El dolor se convirtió en gozo inefable, la desesperación en esperanza viva. «¡Raboni!», exclamó ella. Cristo había resucitado, tal como lo había prometido.
¿Comprendemos verdaderamente lo que significa que Jesús esté vivo? No es simplemente un hecho histórico para recordar una vez al año en Pascua. Es una realidad presente y activa que debería sacudir los cimientos de nuestra existencia. El Señor que caminó sobre el agua, sanó enfermos y perdonó pecados ahora reina eternamente. La muerte ya no tiene la última palabra en nuestra historia. Cuando enfrentamos dificultades, no lo hacemos solos, sino con Cristo resucitado a nuestro lado. Su victoria es nuestra victoria. Su vida es nuestra esperanza. ¡Hosanna al Rey que ha vencido la muerte y vive por los siglos de los siglos!
La resurrección de Jesús transforma todo. Nos asegura que nuestras luchas actuales no son el capítulo final de nuestra historia. Así como Cristo venció la tumba, nosotros también podemos experimentar resurrecciones en nuestra vida diaria: recuperación de relaciones rotas, libertad de adicciones, sanidad de heridas emocionales profundas. Su victoria nos garantiza que ninguna situación es demasiado desesperada, ningún pecado demasiado grande, ninguna herida demasiado profunda para ser redimida. La resurrección nos recuerda que servimos a un Dios especialista en transformar finales aparentes en nuevos comienzos gloriosos. Cristo vive, y por tanto, nosotros también podemos vivir plenamente.
Oremos Juntos:
Señor Jesús, gracias porque estás vivo y reinas por la eternidad. Te alabamos porque venciste la muerte y nos has dado esperanza viva. Ayúdanos a vivir cada día con la certeza de tu victoria. Cuando enfrentemos dificultades, recuérdanos que el poder que te resucitó de entre los muertos también obra en nosotros. Que nuestras vidas reflejen la realidad de tu resurrección, llevando esperanza a un mundo que tanto la necesita. En tu nombre poderoso oramos, amén.
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