Cita bíblica:
Isaías 55:6 – «Buscad al Señor mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano.»
Reflexión:
En nuestra agitada vida diaria, a menudo nos encontramos persiguiendo incansablemente las bendiciones materiales, la salud, o el éxito, sin embargo, olvidamos lo esencial: buscar primero a quien nos bendice. Esta búsqueda equivocada nos lleva por caminos de frustración y vacío espiritual. Por consiguiente, el profeta Isaías nos exhorta con urgencia a «buscar al Señor mientras puede ser hallado», recordándonos que nuestra prioridad debe ser la relación con Dios. No obstante, muchos seguimos invirtiendo nuestras energías en perseguir los dones y no al Dador. Por lo tanto, es tiempo de reorientar nuestro corazón hacia lo que verdaderamente importa.
La vida del rey Salomón nos muestra claramente esta verdad. Cuando Dios le ofreció concederle lo que pidiera, Salomón no solicitó riquezas ni larga vida, sino sabiduría para gobernar al pueblo de Dios (1 Reyes 3:5-14). Su enfoque estaba en buscar a Dios y Su voluntad, no en las bendiciones materiales. Como resultado de esta correcta prioridad, Dios no solo le concedió sabiduría sin igual, sino que añadió abundantes riquezas y honor que Salomón ni siquiera había pedido. Este poderoso ejemplo nos enseña que cuando buscamos primero el rostro de Dios, las bendiciones vienen por añadidura, tal como Jesús nos recordaría siglos después: «Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas» (Mateo 6:33).
¿Cuántas veces nos hemos desgastado buscando insistentemente la bendición en lugar de buscar al Bendecidor? No busques la sanidad con desesperación; busca al que puede sanarte sobrenaturalmente. No persigas el dinero de manera estresante; busca a quien puede bendecir tu negocio y abrir puertas para que la provisión llegue a tus manos. Búscalo en la mañana, en la tarde, en la noche o en la madrugada, pero busca a Jesús, al Eterno, al Invencible, al que es la Resurrección y la Vida. Cuando cambiamos nuestro enfoque de las bendiciones al Señor mismo, descubrimos el verdadero propósito de nuestra existencia: conocerle y disfrutar de Su presencia transformadora.
Buscar el rostro de Dios significa entrar en una relación íntima con Él, donde lo más importante no es lo que Él puede darnos, sino lo que podemos experimentar en Su presencia. Cuando hacemos de Dios nuestra prioridad, Él se encarga de suplir todas nuestras necesidades según Sus riquezas en gloria. Por esta razón, el salmista declaraba: «Una cosa he demandado al Señor, ésta buscaré: que esté yo en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del Señor» (Salmo 27:4). Hoy es el momento de reorientar nuestra búsqueda y enfocarnos en lo que verdaderamente satisface: Su rostro, Su presencia, Su intimidad. Las bendiciones son temporales, pero la relación con el Señor es eterna.
Oremos Juntos:
Padre Celestial, perdóname por las veces que he buscado tus bendiciones más que a Ti. Reconozco que he invertido mi tiempo y energía persiguiendo cosas temporales mientras descuidaba lo más importante: conocerte y disfrutar de tu presencia. Ayúdame a buscar tu rostro cada día, a valorar la intimidad contigo por encima de cualquier beneficio material. Guíame para que mi corazón te anhele a Ti más que a tus dones. Enséñame a encontrar mi satisfacción completa en Ti. En el nombre de Jesús, amén.
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