Cita bíblica:
Jeremías 29:11 «Porque yo sé los planes que tengo para vosotros, dice Jehová, planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza.» –
Reflexión:
En el viaje de la fe, cada generación está llamada a elevarse más alto que sus predecesores. No se trata simplemente de heredar bendiciones, sino de multiplicarlas. Como siervos de Dios, estamos llamados a ser mayordomos diligentes de la gracia recibida, transformando cada desafío en una oportunidad para crecer. Por lo tanto, debemos reconocer que nuestras acciones de hoy moldean el mañana de nuestros hijos y de los hijos de nuestros hijos.
Así como Juan el Bautista preparó el camino para Jesús, cada generación tiene una misión preparatoria para la siguiente. Juan no solo cumplió las profecías, sino que elevó el estándar espiritual de su tiempo. Con humildad y determinación, proclamó un mensaje de arrepentimiento que transformó corazones y preparó el terreno para el ministerio de Cristo. Su vida ejemplifica cómo una generación puede allanar el camino para que la siguiente alcance mayores alturas en el propósito divino.
Hoy nos enfrentamos a una realidad innegable: cada generación debe luchar sus propias batallas, pero también debe asegurarse de que la siguiente generación parta desde un punto más elevado. No podemos permitir que nuestros hijos hereden las mismas luchas que nosotros enfrentamos. Es nuestra responsabilidad derribar gigantes espirituales, establecer fundamentos sólidos y crear un legado de victoria que les permita alcanzar nuevas cumbres en su caminar con Dios.
El plan de Dios siempre ha sido de progreso y multiplicación. Cada generación está llamada a ser más fuerte, más sabia y más efectiva en el cumplimiento de la Gran Comisión. No podemos conformarnos con mantener el estado actual; debemos aspirar a dejar un legado que inspire y empodere a las generaciones venideras para alcanzar nuevas dimensiones en su relación con Dios.
🙏Oremos Juntos:
Padre Celestial, te pedimos sabiduría para ser una generación que construye puentes y no muros, que derriba gigantes y no los hereda, que establece fundamentos firmes para que nuestros hijos puedan edificar sobre ellos. Ayúdanos a ser fieles mayordomos de tu gracia y a preparar el camino para un despertar espiritual sin precedentes en la próxima generación. En el nombre de Jesús, amén.
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