Cita bíblica:
Salmo 46:10 «Estad quietos, y conoced que yo soy Dios»
Reflexión:
En medio del ruido constante de nuestro mundo moderno, encontrar momentos de quietud se ha convertido en un verdadero desafío. Sin embargo, es precisamente en estos espacios de silencio donde podemos sintonizar nuestro corazón con la frecuencia divina. A medida que aprendemos a aquietar nuestra mente y a separar tiempo específico para estar en la presencia de Dios, comenzamos a distinguir Su voz con mayor claridad, como un susurro suave que atraviesa el bullicio de nuestras preocupaciones diarias.
Ejemplo Bíblico: Consideremos la experiencia del profeta Elías en 1 Reyes 19. Después de una victoria espectacular en el Monte Carmelo, se encontró huyendo, agotado y desanimado. Dios lo llevó a una cueva en el Monte Horeb, donde experimentó un viento fuerte, un terremoto y fuego, pero Dios no estaba en ninguno de estos eventos dramáticos. En cambio, se manifestó en un suave murmullo. Esta historia nos enseña que Dios frecuentemente nos habla en los momentos más quietos y serenos.
Invitación a Reflexionar: ¿Cuántas veces hemos perdido la oportunidad de escuchar la voz de Dios por estar inmediatamente conectados a nuestros dispositivos al despertar? El desafío es claro: antes de tomar el celular o encender la computadora, dediquemos los primeros momentos del día a la gratitud y el silencio. Aunque al principio parezca difícil aquietar nuestra mente, la práctica consistente nos permitirá desarrollar un oído más sensible a Su voz.
Conclusión: La voz de Dios está siempre presente, pero necesitamos crear el espacio y el silencio necesarios para escucharla. Al establecer una rutina matutina de quietud y gratitud, no solo fortalecemos nuestra relación con Él, sino que también encontramos dirección y propósito para nuestro día. El silencio se convierte en nuestro santuario personal donde el susurro de Dios resuena con claridad.
Oración
Amado Padre, ayúdanos a crear espacios de silencio en nuestras vidas agitadas. Enséñanos a aquietar nuestros corazones para poder escuchar Tu voz con claridad. Que cada mañana sea una oportunidad para encontrarnos contigo antes que con el mundo. En el nombre de Jesús, amén.