Cita bíblica:
Mateo 12:43-45 43 Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla. 44 Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada. 45 Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero. Así también acontecerá a esta mala generación.
Reflexión:
En nuestro caminar cristiano, a menudo caemos en la trampa de pensar que simplemente evitar el mal es suficiente. Sin embargo, al igual que una casa limpia pero vacía invita a ser ocupada, nuestro corazón necesita más que la mera ausencia de pecado. En primer lugar, debemos entender que la santidad no es solo la ausencia de maldad, sino la presencia activa de la bondad de Dios en nuestras vidas. Esta verdad fundamental nos desafía a movernos más allá de una fe pasiva hacia un compromiso activo con el bien.
La parábola que Jesús comparte en Mateo 12:43-45 ilustra poderosamente esta verdad. Habla de un espíritu inmundo que, al salir de una persona, vaga por lugares áridos buscando descanso. Al no encontrarlo, regresa a su antigua morada y la encuentra limpia pero vacía. Entonces trae consigo otros siete espíritus peores, haciendo que la condición final de aquella persona sea peor que la inicial. Esta parábola nos enseña que no basta con «limpiar la casa»; debemos llenarla con la presencia de Dios y Sus virtudes.
¿Cuántas veces nos hemos contentado simplemente con evitar el mal, sin buscar activamente hacer el bien? El llamado de Dios va más allá de la simple abstención: nos invita a ser agentes activos de Su amor y bondad en el mundo. Cada día nos presenta oportunidades no solo para evitar el mal, sino para sembrar bondad, mostrar compasión y reflejar el carácter de Cristo en nuestras acciones y decisiones.
La verdadera transformación cristiana no se trata solo de abandonar viejos hábitos, sino de cultivar nuevas virtudes. Dios nos llama a ser luz en la oscuridad, sal de la tierra, y esto requiere una participación activa en Su obra redentora. Cuando llenamos nuestras vidas con Su presencia, Su Palabra y Sus obras, no dejamos espacio para que el enemigo regrese. La victoria espiritual viene no solo por lo que evitamos, sino por aquello con lo que nos comprometemos.
Oración
Amado Padre celestial, ayúdanos a no conformarnos con una vida espiritual pasiva. Llénanos de Tu presencia, Tu amor y Tu poder para ser agentes activos de Tu bondad en este mundo. Que nuestras vidas no solo estén libres de maldad, sino rebosantes de Tu gracia y verdad. En el nombre de Jesús, amén..