Cita bíblica:
2 Corintios 4:18 «Por tanto, nosotros no miramos las cosas que se ven, sino las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.»
Reflexión:
En nuestro caminar diario, nos enfrentamos constantemente a decisiones que pueden parecer insignificantes en el momento, pero que tienen el poder de impactar nuestra eternidad. Como creyentes, estamos llamados a vivir con una perspectiva que trascienda lo temporal, considerando cada elección a la luz de la eternidad. Cuando adoptamos esta mentalidad, nuestras decisiones dejan de ser simplemente respuestas a circunstancias inmediatas y se convierten en piedras angulares que construyen nuestro legado eterno.
La vida de Moisés nos proporciona un ejemplo poderoso de esta verdad. En Hebreos 11:24-26 leemos cómo él escogió renunciar a los privilegios de ser hijo de la hija del Faraón, prefiriendo sufrir el oprobio con el pueblo de Dios que gozar de los placeres temporales del pecado. Moisés tomó esta decisión porque tenía su mirada puesta en la recompensa eterna. Su elección no solo impactó su vida, sino que también cambió el destino de una nación entera, demostrando cómo una decisión basada en la eternidad puede tener repercusiones monumentales.
Antes de tomar decisiones, debemos preguntarnos: ¿Esta elección edificará o dañará a otros? ¿Qué consecuencias eternas podría tener? ¿Glorifica esta decisión a Dios? Cuando nos detenemos a considerar estas preguntas, estamos reconociendo que nuestras acciones tienen eco en la eternidad. No vivimos solo para el presente, sino para un propósito eterno que trasciende nuestra existencia temporal.
La perspectiva eterna nos ayuda a tomar decisiones sabias que honran a Dios y benefician a otros. Cuando vivimos conscientes de la eternidad, nuestras prioridades se alinean con los valores del Reino, nuestras relaciones se profundizan con amor genuino, y nuestras acciones reflejan la sabiduría divina. Cada decisión se convierte en una oportunidad para construir tesoros en el cielo y dejar un legado que perdure más allá de nuestro tiempo en la tierra.
Oración:
Padre celestial, te pido sabiduría para tomar decisiones que honren tu nombre y tengan impacto eterno. Ayúdame a ver más allá de lo temporal y a vivir cada día con la eternidad en mi corazón. Que mis elecciones reflejen tu amor y construyan un legado que perdure para tu gloria. En el nombre de Jesús, amén.