Cita bíblica:
Deuteronomio 4:9 9 «¡Pero cuidado! Asegúrate de nunca olvidar lo que viste con tus propios ojos. ¡No dejes que esas experiencias se te borren de la mente mientras vivas! Y asegúrate de transmitirlas a tus hijos y a tus nietos.»
Reflexión:
Es vital que no olvidemos las maravillas que Dios ha hecho en nuestras vidas. Deuteronomio 4:9 nos exhorta a no dejar que esas experiencias se borren de nuestra mente, sino a transmitirlas a nuestros hijos y nietos. De generación en generación, es nuestra responsabilidad recordar y compartir los milagros y las grandezas del Señor. Esto no solo fortalece nuestra fe, sino que también asegura que las futuras generaciones conozcan a Dios y permanezcan en sus caminos, incluso en tiempos difíciles.
Un claro ejemplo de esta verdad se encuentra en la vida de Josué. Después de cruzar el río Jordán, Dios instruyó a Josué para que tomara doce piedras y las colocara como un monumento. Este acto simbolizaba el poder de Dios al detener las aguas y permitir que Israel cruzara en seco. Josué explicó que cuando sus hijos preguntaran qué significaban esas piedras, ellos debían contarles cómo el Señor les había ayudado. Así, cada generación recordaría la fidelidad de Dios, y su grandeza no sería olvidada.
Asegúrate de que ni tú ni tu familia olviden las grandezas del Señor. Enseñarles a las nuevas generaciones sobre Dios y sus milagros en sus vidas es vital. Esto no solo les ayudará a mantenerse en el camino de la fe, sino que también servirá como un ancla en tiempos de prueba. Incluso si se desvían, tarde o temprano volverán, porque Dios tiene planes para sus vidas. Liberemos a las nuevas generaciones de las maldiciones del pasado, asegurando que crezcan en fe y confianza en el Señor.
La continuidad de la fe depende de que recordemos y transmitamos las grandezas del Señor. No permitamos que los milagros y las bendiciones que hemos recibido se desvanezcan en el olvido. Contar estas historias fortalece nuestra relación con Dios y asegura que nuestras futuras generaciones conozcan y experimenten su amor y poder. Hagamos un esfuerzo consciente para recordar y compartir, asegurando que el legado de fe permanezca vivo en nuestras familias.
Oración
Señor, te doy gracias por todas las grandezas y milagros que has hecho en mi vida y en mi familia. Ayúdame a recordar siempre tus obras y a transmitirlas fielmente a mis hijos y nietos. Que nunca olvidemos tu bondad y poder, y que nuestras generaciones futuras permanezcan firmes en la fe. Te pido que bendigas a mi familia y que tu nombre sea glorificado a través de nuestras vidas. En el nombre de Jesús, amén.
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