Cita bíblica:
Proverbios 5:18-20
18 Sea bendito tu manantial, Y alégrate con la mujer de tu juventud, 19 Como cierva amada y graciosa gacela.
Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, Y en su amor recréate siempre. 20 ¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la mujer ajena, Y abrazarás el seno de la extraña?
Reflexión:
La felicidad en una relación no depende de encontrar la persona «perfecta», sino de valorar y amar a quien Dios nos ha dado. Las promesas de una satisfacción fácil y momentánea con otra persona pueden parecer tentadoras, pero solo nos llevan a la destrucción. La verdadera alegría se encuentra en el amor constante y comprometido que Dios nos insta a cultivar con nuestro cónyuge. Renovemos nuestra entrega diaria, buscando la bendición y el gozo en el amor de nuestra juventud.
La Biblia nos cuenta sobre el rey David, quien, a pesar de ser un hombre conforme al corazón de Dios, cayó en la trampa del deseo con Betsabé, la esposa de Urías. Su infidelidad no solo trajo dolor y caos a su vida, sino también consecuencias trágicas para su reino y su familia. David fue tentado por una pasión momentánea, pero el precio fue alto. Este ejemplo nos enseña que buscar satisfacción fuera del plan de Dios nos lleva a la ruina y a la pérdida de la bendición que Dios nos ha prometido en una relación legítima y santa.
Una relación matrimonial se basa en el amor y el respeto mutuo. Elegir amar a tu esposo o esposa es una decisión diaria. Es normal sentir desmotivación a veces debido a la rutina, los hijos y las responsabilidades. Sin embargo, no debemos permitir que esta desmotivación persista. Pidamos a Dios que nos ayude a superar cada obstáculo y dificultad con nuestro cónyuge. Evitemos tener confianzas inapropiadas y conversaciones de doble sentido con personas del sexo opuesto. Mantengamos siempre una distancia sana, ya que el enemigo busca destruir nuestros hogares.
La felicidad en el matrimonio no se encuentra buscando fuera lo que Dios nos ha dado en casa. Debemos cultivar diariamente el amor y la alegría con nuestra pareja, reconociendo que las pruebas y dificultades son oportunidades para crecer juntos. No permitamos que las distracciones y tentaciones nos alejen de la bendición que Dios tiene para nosotros. Enfrentemos los desafíos con fe y confianza, sabiendo que Dios está con nosotros en cada paso del camino.
Oración:
Señor, te agradezco por la pareja que has puesto en mi vida. Ayúdame a valorarla y a encontrar gozo en nuestro amor. Fortalece nuestro matrimonio, dándonos sabiduría para superar las dificultades y mantenernos fieles a Tu palabra. Que Tu amor sea la base de nuestra relación, y que juntos podamos reflejar Tu gracia y misericordia. En el nombre de Jesús, amén.