Cita bíblica:
Nehemías 1:3- 4 «Al escuchar esto, me senté a llorar; hice duelo por algunos días, ayuné y oré al Dios del cielo»
Reflexión:
En Nehemías 1:3-4, al escuchar sobre la devastación de Jerusalén, Nehemías se sentó a llorar, hizo duelo, ayunó y oró al Dios del cielo. Este pasaje nos muestra que está bien conversar y lamentarnos por los problemas del mundo y los personales, pero es crucial dar un paso más allá. Nehemías no solo lamentó la situación, sino que también buscó a Dios activamente y tomó la iniciativa para hacer algo al respecto. Su historia nos inspira a no quedarnos en la queja, sino a buscar soluciones y actuar con fe y determinación.
Un ejemplo poderoso de esta verdad se encuentra en Nehemías. Al enterarse de la ruina de las murallas de Jerusalén, Nehemías no se limitó a lamentarse. Tras orar y ayunar, tomó la iniciativa de reconstruir las murallas. Se presentó ante el rey, obtuvo su favor y los recursos necesarios, y regresó a Jerusalén para liderar la reconstrucción. Enfrentó oposiciones y desafíos, pero su fe y determinación le permitieron cumplir su misión. Nehemías no solo identificó el problema, sino que también actuó con valentía y confianza en Dios para solucionarlo.
Todos hablamos de los problemas que pasan en el mundo, en nuestra ciudad o en nuestra familia, pero ¿has tratado de hacer algo al respecto? Es fácil sentirse pequeño o insignificante y pensar que no podemos hacer una diferencia. Sin embargo, siempre podemos hacer algo. Aunque no lo creas, doblar rodilla en oración o ayunar en nombre de esa situación puede tener un gran impacto. Es hora de tomar acción y dejar de limitarnos a hacer comentarios. Con solo hablar mal, no lograremos cambios significativos.
En conclusión, la historia de Nehemías nos enseña que lamentarse por los problemas es solo el primer paso. Lo verdaderamente transformador es tomar la iniciativa y actuar. Podemos ser agentes de cambio en nuestras comunidades y en el mundo, pero debemos estar dispuestos a buscar a Dios en oración y actuar con fe. No importa cuán pequeño o insignificante te sientas, cada acción cuenta. Al igual que Nehemías, podemos levantarnos y hacer la diferencia, confiando en que Dios nos guiará y nos fortalecerá en el proceso.
Oración:
Padre celestial, te agradezco por recordarme que no solo debo lamentarme por los problemas, sino que también debo tomar acción. Ayúdame a ser una persona de iniciativa, que busca soluciones y actúa con fe. Dame la fuerza y la sabiduría para orar, ayunar y actuar según tu voluntad. Guíame para ser un agente de cambio en mi familia, mi ciudad y en el mundo. En el nombre de Jesús, amén.