Cita bíblica:
Mateo 46:10: 10Quedaos tranquilos, y sabed que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; exaltado seré en la tierra.
Reflexión
En medio del trajín y las preocupaciones de la vida, es fácil perder de vista la importancia de detenernos, calmar nuestra mente y reconocer la soberanía de Dios. El Salmo 46:10 nos invita a hacer precisamente eso: «Estad quietos y conoced que yo soy Dios». En un mundo lleno de ruido y distracciones, Dios nos llama a encontrar un espacio tranquilo y centrar nuestra atención en Él.
El ritmo acelerado de la vida moderna puede hacernos olvidar la presencia de Dios en nuestras circunstancias. Nos dejamos llevar por las preocupaciones, las ansiedades y las responsabilidades, y a veces nos sentimos abrumados por los desafíos que enfrentamos. Sin embargo, en medio de todo esto, Dios nos recuerda que Él tiene el control y que debemos confiar en su poder y provisión.
En un día ajetreado, cuando tenemos que correr de un lugar a otro, cumplir con nuestras obligaciones y enfrentar situaciones difíciles, el Salmo 46:10 nos invita a detenernos y darnos cuenta de que Dios está presente. En este momento de silencio, podemos admirarlo y dejar que su paz llene nuestros corazones.
Un ejemplo poderoso de cómo aplicar esta verdad lo encontramos en la historia de José. Cuando estuvo preso, José esperó pacientemente a que Dios actuara y le diera la victoria. A pesar de sus circunstancias adversas, confió en el plan y el tiempo de Dios, lo que finalmente lo llevó a su ascenso al poder en Egipto. La fe y paciencia de José nos recuerdan que, en nuestros propios momentos de dificultad, también podemos encontrar fortaleza y paz al estar quietos y saber que Dios tiene el control.
En estos momentos de quietud, podemos reconectar con la presencia de Dios y encontrar consuelo en su soberanía. Es en estos tiempos tranquilos cuando podemos escuchar su voz y recibir la guía y el consuelo que necesitamos. A medida que aprendemos a calmar nuestra mente y centrarnos en Dios, nos abrimos a experimentar su profunda paz, que sobrepasa todo entendimiento.
Oración:
Padre Celestial, en este punto nos detenemos y nos damos cuenta que Tú eres Dios. Te exaltamos y adoramos. Perdónanos por los momentos en que somos arrastrados por la preocupación y el estrés y nos olvidamos de tu poder y provisión. Ayúdanos a encontrar momentos de silencio en medio de nuestras ocupaciones diarias y preocupaciones, para que podamos experimentar tu paz y presencia. Te pedimos que nos guíes y nos fortalezcas en cada desafío que enfrentemos. En el nombre de Jesús, Amén.
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