Cita bíblica:
Mateo 24:36-51
Nadie sabe cuándo será el día o la hora, ni siquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo mismo. Solamente lo sabe el Padre. La venida del Hijo del hombre será como en los días en que vivió Noé.
Reflexión:
El dar la vida por hecho es lo que no me permite ser agradecido. En Mateo 24:36-51, Jesús nos recuerda que nadie sabe el día ni la hora de su regreso, ni siquiera los ángeles ni el Hijo, solo el Padre. Esta incertidumbre nos debe llevar a vivir cada día con gratitud y preparación. Si damos por hecho nuestra vida y el tiempo que tenemos, perdemos la oportunidad de valorar cada momento y de estar agradecidos por las bendiciones diarias que Dios nos otorga. Vivamos con una actitud de constante agradecimiento y preparación espiritual.
La parábola del rico y Lázaro nos ilustra claramente este punto. El hombre rico vivió su vida en lujos, sin considerar a Dios ni ser agradecido por sus bendiciones. No mostró compasión por Lázaro, quien yacía en su puerta necesitado. Al morir, el rico se encontró en el infierno, sufriendo y deseando haber vivido de manera diferente. Esta parábola nos enseña que dar por hecho nuestras bendiciones y no vivir con gratitud y compasión puede tener consecuencias eternas. Nuestra vida es un regalo que debemos valorar y utilizar para el bien.
Es crucial no dar la vida por hecho porque no sabemos si mañana estaremos vivos. Cada día es un regalo de Dios y debemos sentirnos agradecidos por cada momento y cada situación, sin importar cuál sea. Al anochecer, pidámosle a Dios que cuide de nosotros y de nuestros seres queridos, y pidamos perdón por lo que hicimos que no le agradó. Por la mañana, agradezcamos por un nuevo día para vivir y contemplemos todas las bendiciones que tenemos. Esta práctica nos ayuda a mantenernos en un estado constante de gratitud y preparación espiritual.
En conclusión, vivir con gratitud y preparación es esencial para no dar la vida por hecho. Jesús nos advierte sobre la incertidumbre del futuro para que vivamos cada día con un corazón agradecido y una mente preparada. Aprendamos de la parábola del rico y Lázaro, y hagamos de nuestra vida una expresión de agradecimiento y servicio a Dios y a los demás. Valoremos cada día como un regalo, buscando siempre estar en la voluntad de Dios y mostrando su amor a quienes nos rodean.
Oración
Señor, te damos gracias por el don de la vida y por cada día que nos das. Ayúdanos a no dar por hecho nuestras bendiciones y a vivir con un corazón agradecido. Perdónanos por las veces que hemos sido indiferentes y ayúdanos a estar siempre preparados para tu venida. Que cada momento de nuestra vida refleje nuestra gratitud y amor por ti. En el nombre de Jesús, amén.
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