Cita bíblica:
Cuando Jesús entró en casa de Pedro, vio a la suegra de este en cama con fiebre. Él le tocó la mano y la fiebre se le quitó; luego ella se levantó y comenzó a servirle. Al atardecer, le llevaron muchos endemoniados; con una sola palabra expulsó a los espíritus y sanó a todos los enfermos. Esto sucedió para que se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías: «Él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores».
Reflexión:
En el pasaje de Mateo 8:14-17, encontramos una poderosa demostración del amor y la compasión de Jesús. Al entrar en la casa de Pedro, Jesús se encuentra con la suegra de este, quien yace postrada con fiebre. Ante la necesidad y el sufrimiento, Jesús no duda en extender su mano y sanarla con un simple toque. Este acto no solo restaura la salud física de la mujer, sino que también revela la profunda compasión de Jesús por los que sufren.
La sanación de la suegra de Pedro es un recordatorio conmovedor de que Jesús está siempre cerca de nosotros en nuestros momentos de necesidad. Su amor y compasión son inagotables, y su deseo de sanar y restaurar es evidente en cada encuentro que tiene con los enfermos y afligidos. Jesús no se limita a sanar enfermedades físicas; su toque también trae consuelo y restauración al alma, renovando la esperanza y la fe en aquellos que lo buscan.
Como seguidores de Jesús, somos llamados a imitar su ejemplo de compasión y servicio. Debemos estar atentos a las necesidades de los demás y estar dispuestos a extender una mano sanadora a aquellos que sufren a nuestro alrededor. En un mundo lleno de dolor y aflicción, el toque de Jesús sigue siendo una fuente de esperanza y consuelo para todos los que lo buscan con fe y confianza.
Oración:
Dios amoroso, te agradecemos por el ejemplo de compasión y sanación que nos muestra Jesús en este pasaje. Que podamos seguir su ejemplo, extendiendo tu amor y compasión a los que sufren a nuestro alrededor. Danos la fuerza y el coraje para ser instrumentos de tu sanación en el mundo. En tu nombre Jesús oramos, Amén.
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