Cita bíblica:
Eclesiastés 3: 1-9
Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. 2 Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; 3 tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; 4 tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; 5 tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; 6 tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; 7 tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; 8 tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz. 9 ¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana?
Reflexión:
En el transcurso de nuestras vidas, a menudo anhelamos las grandes cosas que Dios tiene para nosotros. Sin embargo, es esencial comprender que todo tiene su tiempo y proceso. La preparación es clave para recibir las bendiciones que Dios ha destinado para nuestro camino.
La vida de David nos enseña sobre la importancia del tiempo de preparación. Aunque fue ungido como rey, tuvo que pasar por diversas pruebas y desafíos antes de asumir su reinado. Esto revela que Dios usa el tiempo para formarnos y equiparnos para las bendiciones que tiene reservadas.
Reflexionemos sobre las ocasiones en las que anhelamos resultados inmediatos. Dios, en Su sabiduría, nos pide que confiemos en Su tiempo perfecto. Aprovechemos cada etapa de preparación, reconociendo que cada lección, cada espera, nos moldea para recibir con gratitud lo que Dios tiene planeado.
En nuestra sociedad de resultados instantáneos, recordemos que Dios opera según Su cronograma divino. Las grandes cosas que anhelamos requieren paciencia, preparación y confianza en el Señor. Enfrentemos cada temporada de preparación con gratitud y fe, sabiendo que Dios tiene un propósito divino en cada etapa.
Oración:
Canción Relacionada:
