Cita bíblica:
«Entonces Jesús le dijo a sus discípulos: ‘Si alguien quiere ser mi discípulo, tiene que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme.'» – Mateo 16:24 (Nueva Traducción Viviente)
Reflexión:
En este devocional exploraremos el apasionante, aunque desafiante, llamado de Dios. Reflexionaremos sobre la pregunta crucial: ¿Estás dispuesto a pagar el precio que conlleva seguir a Jesús?
El llamado de Dios es un regalo precioso, pero no podemos pasar por alto que también tiene un precio. En Mateo 16:24, Jesús nos insta a negarnos a nosotros mismos, a cargar nuestra cruz y a seguirle. Esto implica un compromiso total, un rendirse ante la voluntad divina.
Aceptar el llamado de Dios implica un cambio radical en nuestra vida. Es dejar atrás nuestras propias ambiciones y abrazar Su propósito. Pero, ¿cuál es el precio que debemos pagar? Es la renuncia a nuestra voluntad para abrazar la voluntad del Padre celestial.
Contemplemos el ejemplo de los primeros discípulos. Cuando Jesús llamó a Pedro y a Andrés, ellos dejaron inmediatamente sus redes y lo siguieron (Mateo 4:19-20). El precio que pagaron fue la renuncia a su vida anterior para abrazar un llamado superior.
El precio del llamado puede manifestarse de diversas maneras: renunciar a comodidades, enfrentar oposición, sacrificar sueños personales. Sin embargo, el gozo y la satisfacción de seguir a Jesús superan cualquier sacrificio. Es un intercambio de la limitada perspectiva humana por la visión eterna de Dios.
Hermanos, el llamado de Dios es una invitación a una aventura eterna, pero también es un compromiso que implica sacrificio. Recordemos que, aunque el camino pueda ser difícil, el Señor nos equipa y fortalece para llevar la cruz con gozo y esperanza.