Cita bíblica:
Juan 15:15 (NVI) – «Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que he oído de mi Padre.»
Reflexión:
En medio del ajetreo y el ruido del mundo, a menudo olvidamos que Jesús no solo es nuestro Salvador y Señor, sino también nuestro amigo más íntimo. Él nos llama amigos, y su anhelo es compartir cada detalle de Su corazón con nosotros.
Nuestra amistad con Jesús va más allá de las oraciones y las súplicas. Es un vínculo profundo que nos invita a confiarle nuestros anhelos y temores más profundos. Así como confiamos en nuestros amigos terrenales, Jesús desea que confiemos en Él, que compartamos nuestras luchas y alegrías, nuestras esperanzas y sueños.
Imagina a María, una mujer que ha enfrentado desafíos inmensos en su vida. Perdió a su esposo en un accidente y luchó para criar a sus hijos por su cuenta. En medio de la oscuridad, sintió el llamado de Jesús a acercarse a Él. Aunque María nunca había experimentado una amistad tan profunda, comenzó a hablar con Jesús como hablaría con un amigo cercano. En su oración, compartió sus luchas y temores, sus triunfos y deseos. Con el tiempo, María descubrió una paz y un consuelo que nunca había conocido antes. Jesús se convirtió en su refugio y su confidente, un amigo fiel en cada paso del camino.
La amistad con Jesús es un regalo incomparable. Él anhela conocerte en lo profundo y caminar contigo en cada etapa de tu vida. Cuando abrimos nuestros corazones y le permitimos entrar, descubrimos que su amor nos llena de paz y gozo. Jesús no solo es el Salvador del mundo, sino también el amigo que camina a tu lado en cada paso del camino.
Oración:
Amado Jesús, gracias por tu inmenso amor y por anhelar una amistad íntima conmigo. Abro mi corazón para compartir contigo mis alegrías y mis luchas, mis anhelos y mis temores. Ayúdame a cultivar esta amistad y a confiar en que siempre estás a mi lado. Que mi vida refleje tu amor y tu gracia. En tu nombre, Amén.