Cita bíblica:
«Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; desde lejos entiendes mis pensamientos. Mi andar y mi reposo has escudriñado, y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda. Detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano.» – Salmo 139:1-5 (RVR1960)
Reflexión
En medio de la multitud, a veces podemos sentirnos solos y desconectados. Sin embargo, hay un Dios que nos conoce profundamente, que conoce cada detalle de nuestras vidas y está siempre presente. El Salmo 139 nos revela la intimidad y el amor inmenso que Dios tiene hacia nosotros.
Dios nos ha examinado y conocido desde antes de nuestro nacimiento. Él conoce nuestros pensamientos más íntimos, nuestros anhelos y nuestras luchas. No hay lugar donde podamos escondernos de su presencia amorosa. Incluso antes de que hablemos, él ya conoce nuestras palabras. Dios está siempre cerca, rodeándonos con su cuidado y poniendo su mano sobre nosotros.
Un ejemplo de la vida real es aquel de una mujer que enfrenta una profunda soledad y desánimo. En medio de su dolor, ella encuentra consuelo y esperanza al recordar que hay un Dios que la conoce completamente. Su relación con Dios se fortalece al reconocer que no está sola, sino que está en los brazos del amor infinito. En la presencia de Dios, ella encuentra consuelo, guía y fortaleza para enfrentar cada día.
En conclusión, el Salmo 139 nos invita a reconocer y aceptar el amor incondicional de Dios, que nos conoce más de lo que nos conocemos a nosotros mismos. En su amor, encontramos consuelo, dirección y propósito. A través de la intimidad con Dios, podemos experimentar una conexión profunda y transformadora que nos lleva a vivir una vida plena.
Oración:
Amado Dios, gracias porque me conoces mejor de lo que me conozco a mí mismo. Gracias por tu amor incondicional y tu presencia constante en mi vida. Ayúdame a confiar en ti en cada aspecto de mi existencia. Renueva mi esperanza y fortalece mi fe en ti. Que mi vida sea un testimonio de tu amor y gracia. En el nombre de Jesús, oro. Amén.